Con la sequía sufrida en estos últimos años, hemos tenido que recurrir, como se hacía antaño,
a los denominados “zahoríes” pero… ¿Quiénes son los zahoríes?. Desde luego que
es un auténtico misterio esa capacidad “mágica” que tienen estas personas para
encontrar agua bajo la tierra ayudados de una sencilla vara.
Conozcamos un poco más sobre el
misterio del zahorí:
El nombre “zahorí” tiene origen árabe (zuharí) y significa “geomante” (mago o
adivino de la tierra). Zuharí viene del nombre con el que los árabes
nombran a la estrella Venus (azzuharah), esto manifiesta que los árabes
consideraban a los zahoríes como los “astrólogos de la tierra”.

Por definición, el zahorí es la
persona capaz de descubrir lo que está oculto, fundamentalmente agua, aunque
también puede encontrar cualquier otra cosa enterrada o encubierta.
Este oficio, antiquísimo y casi
imposible datarlo en origen, está muy extendido por todo el mundo, sobre todo
por las zonas más áridas. En España, en regiones como Extremadura y Andalucía,
han existido numerosos zahoríes a lo largo de la historia.

Y quien mejor
que Israel J. Espino para conocer el halo de misterio que ha rodeado
históricamente a los Zahoríes. Tuve el placer de compartir un café con Israel y
me contó un montón de cosas interesantísimas sobre la leyenda del zahorí, sobre
todo en nuestra región, Extremadura.
Aunque es común en los últimos tiempos ver a zahoríes con varillas de madera, fundamentalmente de olivo, y también con varas metálicas, las varillas más utilizadas
antiguamente eran las de avellano. Y es que el avellano es un árbol que está
muy relacionado con la adivinación y los oráculos, además de ser considerado un
árbol mágico. No sólo los zahoríes utilizaban varas de avellano, también las
varas de los magos estaba hecha de esta madera y las pretendidas hechiceras utilizaban
la rama de avellano para sus encantamientos.

En Extremadura
cuenta la leyenda que: “si el niño nace
el día del mandato (Viernes Santo) mientras se recita el sermón de la pasión,
nacerá zahorí”.
Los antiguos zahoríes de nuestra
tierra tenían una ley “no escrita” que decía: “si lo que detecta el zahorí es un tesoro, no podrá tocarlo porque se convertirá
en ceniza”.
Como he comentado en párrafos
anteriores, el zahorí no sólo encontraba agua, también eran aquellos hombres que
encontraban las cosas perdidas. En Extremadura en el siglo XIX la gente tenía
muy pocas propiedades y bienes, lo poco que se tenía era muy valioso, entonces
era habitual acudir a los zahoríes, popularmente conocidos como “encomendadores”,
para localizar esos objetos o bienes perdidos.
Estos hombres encomendaban a los diablos para que apareciese lo desaparecido. También se les contrataba para encontrar tesoros, por eso había mucho intrusismo en este oficio y eran numerosos los estafadores en esta ocupación por aquellos años.
Estos hombres encomendaban a los diablos para que apareciese lo desaparecido. También se les contrataba para encontrar tesoros, por eso había mucho intrusismo en este oficio y eran numerosos los estafadores en esta ocupación por aquellos años.
Siempre que hablamos de zahoríes hacemos referencia a hombres, pero resulta muy difícil encontrar información sobre alguna mujer zahorí, a pesar de la histórica vinculación que ha habido entre la mujer y el hechizo, la magia y la brujería.

En Extremadura hubo algunos zahoríes muy famosos en el siglo XIX, algunos de ellos fueron el “Brujo de Don Benito“ y el “Dios de La Coronada” (Francisco Mengue).
Y es que el agua tiene oficios en
torno a ella tan singulares e inusitados como el del zahorí, este trabajo tan curioso y a la
vez misterioso, que es tan antiguo como la necesidad de encontrar agua por los pueblos y
las gentes desde épocas remotas…hasta nuestros tiempos.
Muchas gracias Israel por ese café rodeado de tanta agua y misterio...
Muchas gracias Israel por ese café rodeado de tanta agua y misterio...
No hay comentarios:
Publicar un comentario