EL MISTERIO DEL ZAHORÍ


Con la sequía sufrida en estos últimos años, hemos tenido que recurrir, como se hacía antaño, a los denominados “zahoríes” pero… ¿Quiénes son los zahoríes?. Desde luego que es un auténtico misterio esa capacidad “mágica” que tienen estas personas para encontrar agua bajo la tierra ayudados de una sencilla vara.
Conozcamos un poco más sobre el misterio del zahorí:
El nombre “zahorí” tiene origen árabe (zuharí) y significa “geomante” (mago o adivino de la tierra). Zuharí viene del nombre con el que los árabes nombran a la estrella Venus (azzuharah), esto manifiesta que los árabes consideraban a los zahoríes como los “astrólogos de la tierra”.

Por definición, el zahorí es la persona capaz de descubrir lo que está oculto, fundamentalmente agua, aunque también puede encontrar cualquier otra cosa enterrada o encubierta.

Este oficio, antiquísimo y casi imposible datarlo en origen, está muy extendido por todo el mundo, sobre todo por las zonas más áridas. En España, en regiones como Extremadura y Andalucía, han existido numerosos zahoríes a lo largo de la historia.

En la actualidad se confirma un soporte científico sobre la capacidad del zahorí para encontrar agua en el suelo, basado en estímulos electromagnéticos, magnetismos y radiaciones que pueden ser percibidas por el humano con sencillos artefactos que amplifican esa capacidad de magnetorrecepción del hombre, como son las varillas del zahorí. Pero si ahondamos en la tradición oral, son numerosas las referencias en las que se constata que se creía que esta capacidad que tenían los zahoríes era una  cosa mágica, personas con poderes sobrenaturales.

Y quien mejor que Israel J. Espino para conocer el halo de misterio que ha rodeado históricamente a los Zahoríes. Tuve el placer de compartir un café con Israel y me contó un montón de cosas interesantísimas sobre la leyenda del zahorí, sobre todo en nuestra región, Extremadura.



Aunque es común en los últimos tiempos ver a zahoríes con varillas de madera, fundamentalmente de olivo, y también con varas metálicas, las varillas más utilizadas antiguamente eran las de avellano. Y es que el avellano es un árbol que está muy relacionado con la adivinación y los oráculos, además de ser considerado un árbol mágico. No sólo los zahoríes utilizaban varas de avellano, también las varas de los magos estaba hecha de esta madera y las pretendidas hechiceras utilizaban la rama de avellano para sus encantamientos.

Los antiguos zahoríes decían que, para que su vara fuera portentosa tenía que ser de avellano, ser ahorquillada y la rama ahorquillada tenía que ser cortada a la salida del sol de cualquier día del mes de junio, preferentemente con luna llena. Además, debían tener pie y medio (45 cm), ser del grueso de un dedo y de un año de edad. Con estas características y particularidades eran las varillas del buen zahorí.

En Extremadura cuenta la leyenda que: “si el niño nace el día del mandato (Viernes Santo) mientras se recita el sermón de la pasión, nacerá zahorí”.
Los antiguos zahoríes de nuestra tierra tenían una ley “no escrita” que decía: “si lo que detecta el zahorí es un tesoro, no podrá tocarlo porque se convertirá en ceniza”. 



Como he comentado en párrafos anteriores, el zahorí no sólo encontraba agua, también eran aquellos hombres que encontraban las cosas perdidas. En Extremadura en el siglo XIX la gente tenía muy pocas propiedades y bienes, lo poco que se tenía era muy valioso, entonces era habitual acudir a los zahoríes, popularmente conocidos como “encomendadores”, para localizar esos objetos o bienes perdidos. 
Estos hombres encomendaban a los diablos para que apareciese lo desaparecido. También se les contrataba para encontrar tesoros, por eso había mucho intrusismo en este oficio y eran numerosos los estafadores en esta ocupación por aquellos años.                                                     

Siempre que hablamos de zahoríes hacemos referencia a hombres, pero resulta muy difícil encontrar información sobre alguna mujer zahorí, a pesar de la histórica vinculación que ha habido entre la mujer y el hechizo, la magia y la brujería.

En Extremadura hubo algunos zahoríes muy famosos en el siglo XIX, algunos de ellos fueron el “Brujo de Don Benito“ y el “Dios de La Coronada” (Francisco Mengue).

Y es que el agua tiene oficios en torno a ella tan singulares e inusitados como el del zahorí, este trabajo tan curioso y a la vez misterioso, que es tan antiguo como la necesidad de encontrar agua por los pueblos y las gentes desde épocas remotas…hasta nuestros tiempos.

Muchas gracias I
srael por ese café rodeado de tanta agua y misterio... 


















LA FUENTE DE HIGUERA DE LA SERENA


Llevamos toda la vida viendo nuestra fuente, pero realmente pocos sabíamos cómo y por qué llegó “La Fuente” hasta donde, todavía hoy, continúa presidiendo el paso de la calle Nueva hacia la Carretera en nuestro pueblo: Higuera de la Serena.
Esta es la historia de nuestra fuente:
Mi abuela Josefina recuerda de su niñez que, antes de que se instalara la que hoy llamamos “La Fuente”, existía un punto principal para coger agua donde actualmente está la Casa de la Cultura. De ese pozo se extraía el agua con una rueda a modo de “molinillo”, saliendo el agua por unos grifos de los que se tomaba el líquido para llenar los cántaros. Además de este punto de abastecimiento de agua, existían diferentes pozos localizados en el casco urbano y en sus inmediaciones, destinados a tomar agua para el uso doméstico. Estos pozos, todos ellos con brocal, eran el pozo Gamarro, el pozo de la Ermita, el de la calle Nueva (que además tenía dos abrevaderos) y el de la Fuente Vieja.
En la provincia de Badajoz, igual que en gran parte del territorio nacional, la guerra civil y los años de postguerra quedaron muchos de nuestros pueblos en una situación de extrema sordidez, carente de recursos económicos, alimentarios, educativos, sociales y, por supuesto, en lo referente a los servicios básicos en los municipios.


Con estas premisas, a partir del año 1956 la Diputación de Badajoz lanza los “Planes Bienales”, unos proyectos destinados a dotar de servicios e infraestructuras a las localidades de la provincia. El abastecimiento de agua potable, el saneamiento, llevar la electricidad a todos los pueblos, construir centros de salud, ayuntamientos, cementerios…, todos estos servicios e infraestructuras tan elementales no estaban en la mayoría de las localidades pacenses, o estaban destruidas o muy deterioradas por la hostilidad que soportaron durante los años de contienda y desavenencia.
En Higuera de la Serena el abastecimiento de agua en este momento se hacía a través del pozo principal que he comentado inicialmente (junto a la actual Casa de la Cultura), pozo que ya, en ese momento, disponía de una bomba desde la que se sacaba el agua hasta un pequeño depósito localizado en ese mismo lugar, y debajo, en la pared, había una pequeña fuente con dos grifos. También entonces se continuaba utilizando los pozos. El sistema de abastecimiento de agua seguía siendo muy prístino y rudimentario, sin haber un servicio de aguas con garantías y mínimamente proporcionado para abastecer a las más de 3.000 personas que vivían en la localidad.
En el año 1966 los servicios técnicos de la Diputación de Badajoz redactan el proyecto: “Obras de Investigación minera para aguas subterráneas previas al alumbramiento para abastecimiento de Higuera de la Serena”, firmado por el ingeniero Jesús Remón Camacho. En este proyecto se pretendía, tal y como versa literalmente el documento: “…buscar un criadero de aguas subterráneas…”, con suficiente caudal y calidad de agua para abastecer a la localidad que, en ese año, contaba con 3.137 habitantes.
Las zonas que se investigaron fueron el paraje Villaverde, paraje Rincón Porquero, paraje Huerta Vieja, además de alguna zona más próxima a la localidad. Se hicieron varios sondeos en todas estas circunscripciones para determinar el lugar más idóneo. Todos estos trabajos costaron 716.300 pesetas de las de entonces.
En el año 1968 se realizó la segunda fase del proyecto destinado a abastecer de agua a nuestra población: “Alumbramiento de aguas subterráneas con suministro a fuentes públicas para abastecimiento de Higuera de la Serena”, firmado también por Jesús Remón Camacho.
Aquí ya aclara que se utilizarían las aguas del resultado favorable de la investigación previa, localizadas en el paraje Villaverde, próximo a la carretera Llerena-Castuera. Se especifica en los textos consultados que esas aguas eran potables, ya que únicamente se utilizaban para uso doméstico por personal que habitaba en dicho lugar (unas familias de Zalamea de la Serena).
Allí se realizó un pozo de 16 metros de profundidad con dos grupos de bombas. Se canalizó el agua hasta un nuevo depósito que se construyó con una capacidad de almacenaje de 375 metros cúbicos, localizado en la zona con mayor cota del municipio, que es el depósito que a día de hoy continúa dando servicio de agua a nuestro pueblo (paraje Cerro del Toro). Desde este depósito se instaló una tubería hasta el casco urbano que se ramificaría conectándose a tres fuentes públicas, situadas estratégicamente dentro de la localidad. Se proyectaron dos del tipo ornamental de 2 grifos (como la actual), y otra monolítica.
Todo este proyecto de infraestructuras para abastecer de agua a Higuera de la Serena estaba presupuestado en 3.181.158 pesetas. El precio de la fuente ornamental era de 9.000 pesetas y el de la fuente monolítica de 4.500 pesetas. Todas ellas diseñadas en granito.

Como podemos observar, estaba proyectado instalar dos fuentes ornamentales de 2 grifos y otra más monolítica de granito, pero ciertamente se instaló solo una, que es la que actualmente hay en Higuera. Según me han contado mis padres, había en el pueblo otras dos fuentes de agua de tipo monolítico y realizadas en mampostería, localizadas en la calle Padres y en el pozo Gamarro (calle Isabel II), por lo que pudo haber una reforma del proyecto de abastecimiento quedando como fuente principal la fuente ornamental de 2 grifos (nuestra fuente) y otras dos secundarias de tipo monolíticas ejecutadas en mampostería, estas últimas distribuidas por el casco urbano para dar cobertura al resto de zonas dentro de la localidad. Así el proyecto final de abastecimiento de agua se modificaría quedando, definitivamente, de esta manera.
Igual que en Higuera de la Serena, estos proyectos de abastecimiento de agua desarrollados por la Diputación de Badajoz se realizaron en muchas más localidades de la provincia. Por este motivo, existen en fuentes idénticas a nuestra fuente en numerosas poblaciones pacenses (Tamurejo, Sancti Spiritu, Valverde de Llerena, Esparragalejo, Villalba de los Barros, Valdecaballeros, entre otras).

Los trabajos de realización de estas fuentes se encargaron a canteros de Quintana de la Serena. Concretamente la fuente de nuestro pueblo la realizó el maestro cantero Manuel Deogracias Barquero (Quintana de la Serena, 1936). Manuel tuvo el detalle de venir a Higuera a contarme más cosas sobre cómo fabricó nuestra fuente. Lo vemos en la fotografía junto con las herramientas que, en aquellos años, utilizó para realizarla: la maceta, el escarfilador, el cincel, el puntero y la bujarda. Con estas herramientas, 20 metros cúbicos de granito y sólo los golpes y la fuerza física (ya que no había maquinaria en aquellos entonces), elaboró la fuente de granito “Gris Quintana”.


Y es que ya lo explicaba Sebastián de Covarrubias en el siglo XVII: “...Porque donde no hay agua no puede haber habitación”, y así, desde épocas ancestrales, la importancia que ha tenido la necesidad de abastecer de agua potable y con garantías a los pueblos y ciudades es un hecho indubitable, teniendo nuestro pueblo su propia historia del abastecimiento de agua, de la que “La Fuente” es, sin lugar a dudas, su eslabón insigne. 
Espero que sigamos manteniendo y conservando nuestra fuente, elemento patrimonial e histórico de Higuera de la Serena y de su biografía relacionada con el agua, y que continúen muchas generaciones de higuereños e higuereñas sentándose en ella a charlar en las noches de verano.

Fuentes consultadas y agradecimientos
: Josefina Martín Portalo, Manuel Deogracias Barquero, Archivo Provincial de la Diputación de Badajoz.








LA HISTORIA DEL AGUA DE VALVERDE

El disponer de agua para poder beber, cocinar, el aseo, la limpieza,…La importancia del agua para abastecer a las poblaciones ha sido una de las principales preocupaciones para nuestros pueblos, desde épocas ancestrales y generación tras generación. En Valverde de Llerena no fue diferente.
Esta es la historia del agua de Valverde:
Los más mayores de la localidad todavía recuerdan el principal punto de abastecimiento de agua: “El Pilar” de la Plaza. El pilar disponía de unos caños donde era habitual ver a las valverdeñas y valverdeños ir a llenar sus cántaros para el consumo de agua en el hogar, además de contar éste con un gran abrevadero para dar de beber a las bestias. Este pilar fue construido en mampostería y lo presidían dos columnas de mármol que se trajeron del Teatro Romano de Regina (Casas de Reina). Estas columnas, con el importante peso de la historia guardado entre sus piedras, son las que en la actualidad adornan la entrada del cementerio de Valverde.
Pilar de la Plaza. Valverde de Llerena
El Pilar se abastecía de un venero natural que venía por la calle Cañada, cuyo origen estaba un pozo localizado en la puerta del bar “La Peña”. Cuando este venero no tenía suficiente caudal de agua para llenar el abrevadero, dos vecinos de Valverde se encargaban de llenar el bebedero de animales ayudados de una tubería de las de la época, formada por “atenores” (pequeños tubos cerámicos que se acoplaban). El Pilar estuvo en uso  hasta finales de los años 60. 
Además del pilar de la Plaza, había varios puntos distribuidos por la localidad para tomar agua. Algunos estaban en las calles, y otros dentro de las viviendas (aunque se hiciera un uso comunal de ellos). Estos pozos fueron (y aún se conservan): El pozo de la calle Castillo, el de la calle Cañada, el pozo Tejar (en la calle Cerrillo Cháves) y el pozo de la Bomba (situado en los alrededores de Cotorrillo). En este último era habitual ver a “Morales” sacar agua con una bomba manual, para llenar los cántaros y latones de los vecinos que se acercaban a este punto de acopio de agua, cobrando por el servicio que prestaba “una perra gorda”.

LA GUERRA CIVIL. UN ANTES Y UN DESPUÉS
La guerra civil y el período de postguerra provocaron que muchos de nuestros pueblos quedaran en una situación de carencia de servicios básicos y de escasez de recursos, alguno de ellos de primera necesidad para los ciudadanos, como puede ser el abastecimiento de agua.
Pilar de la Plaza. Valverde de Llerena
Con estos antecedentes, es a partir del año 1956 cuando la Diputación de Badajoz impulsa los denominados: “Planes Bienales”, proyectos destinados a dotar de servicios e infraestructuras a las localidades de la Provincia de Badajoz; Agua potable, saneamiento, casas consistoriales, colegios, consultorios médicos,…. Muchos de estos servicios tan elementales estaban en nuestros pueblos en unas condiciones muy precarias o, incluso, no se prestaban.

En este momento se consideró a Valverde de Llerena como una localidad con necesidades de mejora de su sistema de abastecimiento de agua. Para ello se puso el marcha el proyecto: “Obras de prospección previas al alumbramiento de aguas para abastecimiento de Valverde de Llerena”, firmado por el ingeniero Jesús Remón Camacho en el año 1962. En ese año Valverde contaba  con una población de 2.372 habitantes. Para localizar aguas subterráneas para abastecer a la localidad, se hicieron prospecciones en los parajes de La Cañada, El Bailaero, La Menga y el Pozo Nuevo, localizando finalmente las zonas acuíferas más apropiadas en el término de Guadalcanal, a 8 kilómetros de Valverde.

En el año 1964 se llevó a cabo la continuación del proyecto: “Proyecto de Abastecimiento de Aguas (1ª fase) a Valverde de Llerena, redactado por el mismo autor. En este documento se especifica que necesitaban para abastecer a la localidad un caudal de 100 litros/hora y día. En los trabajos a desarrollar se contemplaba un pozo principal de 12,5 metros de profundidad y una sección de 3 metros de diámetro, que es el pozo de la Cañada. Dentro del proyecto, además, estaba recogida la construcción de un depósito, que a día de hoy sigue siendo el depósito que abastece la localidad (ubicado en el cerro de La Horca), desde el que saldría una tubería general que se ramificaría dentro del casco urbano para abastecer a cinco fuentes públicas: una ornamental (que es la que actualmente conserva la localidad en la Plaza), otra adosada a dos grifos y tres más de tipo monolíticas, todas ellas realizadas en granito.
Fuente ornamental de Diputación. Valverde de Llerena
Fuente ornamental de Diputación. Valverde de Llerena.

El proyecto para llevar a cabo todas las infraestructuras para abastecer de esta manera a Valverde de Llerena estaba presupuestado en 2.069.744,25 pesetas de las de entonces. El precio de la fuente ornamental era de 40.302 Pesetas, las adosadas con dos grifos de 16.950 pts/ud. y las fuentes monolíticas de 10.500 pts cada una de ellas. 
Fuente monolítica de Diputación. Valverde de Llerena.

Fuente monolítica de Diputación. Valverde de Llerena.


El proyecto inicial debió de ser modificado, ya que finalmente se instaló una fuente ornamental, que es la que a día de hoy continúa presidiendo la Plaza de Valverde, y seis fuentes monolíticas que se ubicaron por diferentes puntos de la localidad.
Igual que en Valverde de Llerena, estos proyectos de abastecimiento de agua desarrollados por la Diputación de Badajoz se llevaron a cabo en muchas más localidades de la provincia. Por este motivo, existen en fuentes idénticas a la fuente valverdeña en numerosas poblaciones pacenses (Higuera de la Serena, Tamurejo, Sancti Spiritu, Esparragalejo, Villalba de los Barros y Valdecaballeros, entre otras).
Estas fuentes de granito fueron realizadas en Quintana de la Serena por maestros canteros. Concretamente la fuente de Valverde de Llerena la realizó el cantero Manuel Deogracias Barquero (Quintana de la Serena, 1936), al que vemos en la fotografía junto a la fuente de Higuera de la Serena, con las herramientas que, entonces, utilizó para fabricarla.
Manuel Deogracias Barquero posando en fuente ornamental de Diputación. Higuera de la Serena 2017
En el año 1968 se continuó con la tercera parte del proyecto de abastecimiento a la localidad: “Proyecto de investigación para ampliación a la captación de aguas subterráneas para abastecimiento de Valverde de Llerena”, redactado también por Jesús Remón Camacho. En este proyecto se plantea la necesidad de aumentar el caudal suministrado a la localidad ya que, como se comenta en los textos consultados, a la red instalada del proyecto anterior (que estaba diseñada para abastecer a las fuentes públicas) se comenzaron a conectar las viviendas (acometidas domiciliarias), por lo que se vio necesario ampliar la dotación de caudal al sistema de abastecimiento de Valverde. Se hicieron varios sondeos para determinar el de mayor caudal para completar las necesidades de agua de la localidad en ese momento. Este proyecto tuvo un presupuesto de 667.646 Pesetas.

En el año 1977 nuevamente tuvo que realizarse otra actuación para la mejora del abastecimiento de agua a la localidad. Proyecto: “Captación y conducción de Valverde de Llerena”, esta ver firmado por el ingeniero Cesar Vila Ruiz. En estos documentos se hace especial mención a las dificultades que había en la localidad para encontrar zonas ricas en aguas subterráneas, de hecho se menciona literalmente: “La zona donde está enclavada Valverde no es muy generosa en aguas, y la zona donde está ubicado el pozo ha bajado mucho el nivel freático. Todo ha funcionado muy bien menos los caudales para el abastecimiento a la población”.
Ante esta problemática, el ayuntamiento de la localidad hizo gestiones para adquirir un manantial existente en las proximidades de la Carretera de Llerena a Guadalcanal, ya en término de la provincia de Sevilla, a unos 10 kilómetros del casco urbano. Este es el pozo de la Sierra, en la finca “Lo toro y gineta”. A pesar de la época de inicio de las gestiones para la adquisición municipal del manantial, ciertamente la regularización de esta expropiación no se puso en orden hasta los años noventa.
Fuente ornamental de Diputación. Valverde de Llerena.

Las necesidades de dotar a la localidad de agua para el abastecimiento a la población no terminaron en el año 77, ya que en 1980 muchas poblaciones de la provincia sufrieron una fuerte sequía, motivo por el cual la Diputación Provincial tuvo que poner en marcha un “Plan de Emergencia” para cubrir las necesidades de agua de los pueblos pacenses. La Diputación de Badajoz en este “Plan de Emergencia” destinó 76.000.000 de pesetas para investigar aguas subterráneas y nuevas captaciones en los pueblos de la provincia. Concretamente a Valverde de Llerena, dentro del plan, se destinaron 2.000.000 de pesetas para estos fines. En ese momento la localidad tenía 1.106 habitantes y se realizaron varios sondeos para determinar el lugar más apropiado para continuar mejorando las garantías de agua a la localidad, aunque los resultados no fueron fructíferos.
Ya en los años 90 Valverde de Llerena se conectó al recién construido sistema de abastecimiento de la Mancomunidad de Aguas de Llerena, fecha a partir de la cual la localidad comenzaría a abastecerse del pantano de Llerena. Fue entonces un antes y un después en la historia del abastecimiento de agua a la localidad, quedando los pozos en un lugar secundario para el abastecimiento de agua a los valverdeños.
Curiosamente fue la Diputación de Badajoz la administración pública que inició y desarrolló los proyectos para dotar a la localidad de infraestructuras y medios técnicos para que Valverde tuviera un Servicio de Aguas de calidad y,  el destino ha querido que de nuevo, en la actualidad, esta administración provincial a través de su Consorcio de Servicios Medioambientales (Promedio) sea quien se encargue de gestionar el Servicio de Aguas valverdeño.
Es muy significativo ver el importante papel que tuvieron estos pozos y pilares para abastecer de agua a la localidad, siendo elementos patrimoniales ligados a la biografía del agua, guardando todavía hoy en sus piedras y sus aguas, la historia del agua de Valverde.
Documentación: Archivo Provincial de la Diputación de Badajoz. Agradecimientos: Andrés Gómez Parra.


GRANITO Y AGUA EN LA MACETA DE MANUEL DEOGRACIAS

El granito y el agua son dos elementos muy unidos desde épocas remotas. Esta roca granulada de estética singular, por ser muy robusta, inerte y de un labrado asequible, ha sido uno de los principales materiales utilizados por numerosas civilizaciones a lo largo de la historia para almacenar y distribuir agua.
Manuel Deogracias Barquero (Quintana de la Serena, 1936) es un cantero de arraigada tradición familiar muy vinculada con el granito. Su padre, él, su hijo,…el apellido  Deogracias se cruzó hace ya muchos años con el granito, y a día de hoy continúa férreamente esa unión.
Nuestro protagonista, Manuel, siendo un niño con tan sólo once años, ya trabajaba en la cantera. Entonces se iba a la escuela de noche (para poder trabajar de día), y sólo en los meses de invierno. Manuel únicamente fue durante tres inviernos a la escuela porque, como las clases las tenía de invierno a invierno, se le olvidaba lo que había aprendido el año anterior…y por mucho que quería…” ¡Así no se podía aprender nada!”- nos explicaba.
Muchos municipios de la provincia de Badajoz tras la guerra civil quedaron con infraestructuras muy deterioradas y sin servicios básicos. Por este motivo, en el año 1956 la Diputación de Badajoz lanza los “Planes Bienales”, unos proyectos con los que se impulsaba la mejora del abastecimiento de agua, la electricidad, la adecuación de calles, los edificios públicos, etc. de las poblaciones pacenses. Fue en este año el inicio de un período de importante actividad en la industria del granito en Quintana, ya que esta roca fue un material muy utilizado para estas actuaciones: Adoquines, pilares, recubrimientos de edificios y, por supuesto, para fuentes de agua. Estas últimas, importantes obras de cantería realizadas en Quintana de la Serena, forman parte de la historia del abastecimiento de agua de la provincia de Badajoz, ya que fueron los primeros proyectos de abastecimiento de agua impulsados por una administración pública, para dotar a los pueblos de la provincia de servicios municipales de abastecimiento de agua.
Recuerda Manuel Deogracias que las primeras fuentes que realizó por encargo de Diputación las hizo cuando trabajaba con su padre. Por aquellos entonces, los canteros eran como “autónomos”. Los encargos de los trabajos llegaban en un telegrama a “La Telefónica”, que estaba en la plaza del pueblo. En el telegrama les citaban a una hora, y en ese momento los canteros se acercaban del campo a “La Telefónica” para reunirse el técnico de Diputación o el contratista, y así acordar el precio, entregar los planos ... y concretar los pormenores del trabajo contratado.
LA FABRICACIÓN DE LAS FUENTES
Para fabricar la fuente de Diputación se necesitaban unos 20 metros cúbicos de granito. Primero, en la cantera, se separaba el bloque de granito con la ayuda de la marra. Después, con la palanca y únicamente la fuerza física de los canteros, se extraía la piedra. Se trabajaba prácticamente en el punto de extracción al no haber maquinaria ni medios para mover esas piezas tan grandes. Con herramientas de mano muy sencillas: la maceta, el puntero, el cincel, el escarfilador y la bujarda, los canteros conseguían modelar y fabricar grandes y complejas piezas de granito.Para la realización de la fuente, nos narraba Manuel cómo era el proceso: … “Primero se hacía una línea con el escafilador, luego se sacaba la arista con el cincel, y después se ponía la cara plana con el puntero. Una vez realizado esto, con el abujardao se le daba el acabado final” … El trabajo del cantero siempre había sido agrupado porque … “Necesitábamos ayudarnos para mover las piedras tan pesadas” ...: nos aclaraba Manuel.
La fuente tiene tres alturas: la base está compuesta de nueve piezas, la parte intermedia de dos y el cilindro de la parte superior que es una única pieza. Cada una de las piezas tardaban en fabricarla unos cinco días, por lo que el tiempo de elaboración de cada fuente era de 45 días aproximadamente. Normalmente el cantero realizaba la fuente, en varias piezas, y la transportaba hasta el punto de entrega (Ya en el año 55 tenían camiones para este fin, aunque antes se transportaban las piezas en carros tirados por burros). El peso de la fuente finalizada era de 20.000 kilos y su precio de 52.000 pesetas.
En la fabricación de estas fuentes de agua trabajaron muchos canteros de Quintana entre los años 1956 y 1975. Además de este modelo de fuente, que es el más extendido en la provincia, se realizaron más diseños de otras fuentes también encargadas por Diputación en este período. La última fuente de Diputación que realizó Manuel fue la de Higuera de la Serena, fuente junto a la cual lo vemos en la fotografía, con las herramientas que entonces utilizó para fabricarla.
De los Planes Bienales se instalaron más de 50 fuentes de granito “Gris Quintana” y se encuentran, todavía a día de hoy, presidiendo y engalanando numerosas plazas y calles de los pueblos de la provincia de Badajoz.
Manuel Deogracias a lo largo de su dilatada vida profesional como cantero, realizó numerosas e importantes fuentes además de las encargadas por Diputación. Una de las fuentes más significativas fruto de los golpes de la maceta de Manuel, fue una que realizó para una plaza de Nueva Orleans (EEUU), que era grande, nos contaba: “¡como un campo de fútbol” .... Otras fuentes singulares e históricas realizadas por Manuel Deogracias han sido la fuente de la plaza de la Estación de Atocha, las dos fuentes que están en la Puerta de Sol y la fuente de Colón, todas ellas en la ciudad de Madrid. Realmente es muy significativo ver que buena parte de la arquitectura urbana relacionada con el agua, a nivel no sólo nacional sino internacional, está construida con granito local y es obra de maestros canteros de Quintana de la Serena, como el incansable Manuel Deogracias.
Manuel
Manuel Deogracias Barquero junto a fuente de granito en Higuera de la Serena (Badajoz). Año 2018

Fuentes consultadas y agradecimientos: Manuel Deogracias Barquero. Archivo Provincial de la Diputación de Badajoz.